Nuestra actitud ante los demás
- Nicole Carrera
- 16 sept 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 oct 2021
Llega el gerente molesto porque su esposa y el discutieron, se desquita con el jefe de división porque alguien de su personal cometió un error, ese jefe se desquita con su subalterno quien llega a su casa y se desquita con su esposa, quien se desquita con su hijo pequeño. ¿Suena posible? ¿Suena familiar?
¿Has pensado que la cadena va normalmente en ese orden y no al revés? El subalterno por lo general no se desquita con su jefe porque sabe las consecuencias que tendría si lo hace. Es como que en el fondo pensamos “con este si puedo” y “me voy a sentir mejor si expreso mi ira hacia alguien que me tenga que perdonar o aceptar lo que hice”. Son pensamientos errados y peligrosos porque no podemos explotar hacia alguien, herir a alguien, sin que esa relación sufra consecuencias; consecuencias que se van acumulando en el tiempo.
De repente un día despierto y “de la nada”, mi relación matrimonial ya no es lo de antes. Está llena de resentimiento y vacía de ilusión y respeto. Mis hijos crecieron y ya no quieren pasar conmigo o no me cuentan lo que les pasa. Le pido un favor a mi subalterno cuando más lo necesito y se niega a hacerlo con cualquier excusa. Alguien del personal demanda a la empresa por mi abuso verbal y me despiden o, cuando menos, me sancionan.
Cada día sembramos algo con nuestra actitud y nuestro comportamiento y muchas veces no nos damos cuenta hasta el momento en que, mucho después, lo cosechamos. Por eso te animo a reflexionar: ¿Qué cambios puedes hacer en tu actitud y hábitos para que tus relaciones no sufran un constante deterioro? Y, mejor aún: ¿Qué cambios puedes hacer en tu actitud y hábitos para que tus relaciones cada día mejoren y se profundicen? Ya hemos hablado de lo importante que son las relaciones y de como no puedes tener felicidad o éxito real si tus relaciones más importantes están rotas. Por tanto, toca elegir acciones y ¡empezar ya con esos cambios!
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