"La gente es buena o mala; santa o pecadora." (Serie: Las Mentiras que Creemos)

El andar etiquetando a las personas y a nosotros mismos es un peligro terrible. Si me califico como una mala persona, como un pecador sin remedio, no tendré ninguna razón para limitar mi auto-destrucción y el daño que haré a los demás. Si me etiqueto como santo corro un peligro grandísimo también. Primero que considerarme incapaz de cierto tipo de pecados conlleva la arrogancia tremenda de sentirme mejor que los demás; segundo si me creo incapaz de hacerlo no pondré la suficiente atención y seré mas propensa a ese pecado. La gente a veces se ahoga por sobreestimar su capacidad de nadar. Va por allí.

La Biblia dice que el cree estar firme mira que no caiga y que la arrogancia precede a la caída. Los seres humanos somos capaces de todo lo bueno y de todo lo malo; siempre que demos suficientes pasos en una u otra dirección. Revisa tus pies, tus hábitos, revisa que tan cerca estás del pecado y mantente lo más lejos que puedas. Cuando peques, porque de seguro mientras estés vivo lo volverás a hacer, entiende que eso no te define como pecador.

Cuando no estés pecando, no bajes tus defensas. La vida llevada a la deriva no va a ningún lugar bueno. Si no te esfuerzas, difícilmente vas a poder mantener tu trabajo. Si no cuidas tu noviazgo o tu matrimonio difícilmente jamás se van a divorciar o a ser infieles. Si no cuidas tu dinero, difícilmente vas a tener dinero en el futuro; etc.

Cuida de tus pasos y entiende que no eres más santo que nadie. Esos pecados que te parecen horribles porque tu no los cometes le parecen igual de horribles a otros que no lucha con ellos. Cristo tuvo que venir a morir por ti porque tu pecado era tan grande que no había otra forma; lo mismo que por la persona que tienes al lado. Estamos todos en el mismo nivel.